Tengo cuatro puertas. No sé si hay salida; solo veo cuatro caminos, cuatro destinos distintos que aun así me hacen sentir encerrada con el temor de dudar cual debo escoger. La primera es grande pero oscura, me da lo que quiero pero no lo que anhelo; aun así la considero una buena opción, no me da esperanza pero me brinda conformismo. ¿Qué hago? ¿La sigo? Me acerco a ella pero no veo lo que quiero; me da un gran futuro pero ninguno de mis sueños.
Doy solo unos cuantos pasos tratando de acercarme a la segunda puerta. Me veo, soy yo pero ¿Qué es eso? Es mi cuerpo exactamente pero todo es una farsa, una mentira es una pared que me muestra como soy pero no lo que soy, me siento frustrada cada vez me acerco a conocer esa otra persona que es idéntica a mí pero no soy yo. Es entonces cuando empiezo a sentir que mi mente quiere cambiar y mientras más me acerco, me lo pide con mucha desesperación. Ahí me doy cuenta que ese ser me quiere poseer ese ser que soy yo. Quiero correr pero esas cuatro puertas me encierran así que intento encontrar alguna de las dos puertas que quedan y ahí está el.
Esperándome, siendo todo lo que soñé, mi corazón la te al millón por segundo, una lagrima de la impotencia corre por mi mejilla, mi cuerpo empieza a temblar y a sentir ese nudo en la garganta que me recuerda que él nunca volverá a ser mío. Quiero correr y llegar a él. Tengo mucho miedo y lo necesito a él como mi protección, como mi capa de invisibilidad con la que él me cubre y yo me pierdo en sus brazos. Veo que a lo lejos alguien se acerca; la veo y es perfecta. Es el tipo de mujer que él siempre soñó; son sus palabras trazadas en el cuerpo de una diosa de la perfección ella lo mira y la conexión entre ellos se hace cada vez más fuerte. Yo sigo en silencio con el dolor en el pecho de que él se aleja; ella me mira con desprecio y esa sonrisa que al principio fue mía ahora se dirige hacia ella. La veo y siento que me empieza a absorber; a arrancarme esa parte de mi ser que se va con él. El dolor es insoportable y la única forma de desprenderlo de mi es alejarlo, olvidarlo o enviarlo a al lugar más recóndito de mi ser. A ese lugar al que ella jamás podrá entrar aun con toda la fuerza que le da el deseo de tenerlo: mi corazón. Entonces empiezo a sentir el aire dentro de mi; mis fuerzas retoman mi cuerpo, el ya está muy lejos; sigue hipnotizado con sus encantos y yo me alejo y lo dejo ir con lo que él quiere. No lo puedo detener así como yo busco lo que quiero ser que el también lo hace y es el único que puede decidir con su destino. Y yo con mi amor bien guardado en el cofre de mi alma, prometo no volver a tocar esa puerta; por ahora.
Doy un respiro antes de abrir la cuarta puerta. En ella pongo mis esperanzas; las pocas que me quedan y sé que es la ultima. La última salida a saber quien realmente soy, quiero ser y seré. Me asomo y encuentro mis sueños, veo lo que siempre soñé, quise y ame. Esta todo tal y como lo planeo con mi destino balanceado, con mi vida equilibrada, con los seres que amo con el dentro de mí y conmigo pero algo extraño me emociona y así como en la anterior puerta las lagrimas salen descontroladamente de felicidad. Y me doy cuenta que realmente soy yo. En mi mundo, mi planeta: mi futuro que está a solo un paso de cruzar esa pequeña línea que separa mi presente hacia el destino.
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